El 2 de Julio del 2019, se produjo un eclipse total de sol en Argentina. Mascasín, un pequeño pueblo de La Rioja, sería uno de los mejores lugares del planeta para observarlo.

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Quizás haya sido la noche más extraña de mi vida. Una noche de dos minutos a las cinco y pico de la tarde.

Mascasín, bien al sur de La Rioja, es un caserío de no más de 10 ranchos camuflados en el gris de su geografía a pocos kilómetros del límite con San Juan. Un pueblo que no tiene más que polvo, silencio y un sol que aplasta, y que justamente en ese punto exacto del planeta, iba a desaparecer durante un rato por un eclipse total.

Sus 35 habitantes, desparramados entre la muchedumbre, eran agujas en un un pajar de turistas, periodistas, científicos y curiosos de distintos rincones del mundo que observaban atónitos esos 120 segundos cruciales, en un descampado detrás de la estación abandonada que aún espera, como Penélope, un tren que ya nadie recuerda y que desde hace décadas, dejó al pueblo en el olvido de los llanos riojanos.

Pero hoy, en el día más importante de su historia, su suerte podría cambiar para siempre. Hoy, con los ojos del mundo posados sobre ellos, podría ser la cuenta regresiva de un despegue hacia la tan ansiada prosperidad. O al menos eso debían declarar los políticos de turno que se habían acercado en caravana oficial. Los 35, en cambio, aprovechaban la ocasión para vender sus cabritos, empanadas y otras bondades de zona. Había que salvar el mes. Porque en el fondo, los unos y los otros saben que el eclipse será otro tren, otro que los abandonará y los dejará a su suerte en la soledad de la ruta 141.

Era de noche, sin dudas. Pero era una noche imposible. Una noche con y sin luna. Con y sin luz. Una noche opaca, en mate. Por un momento dudé de mi imaginación, te soy sincero. Pero cuando el astrónomo que estaba a cargo del telescopio me dijo, «sacate los lentes, no pasa nada», lo vi con mis propios ojos. El anillo brillante sobre un cielo de ciencia ficción que no era ficción. Entonces ese pueblo miserable y terrenal, se convirtió por al menos un instante, en la Atlántida, en Macondo, en Anedhonia, en Tatooine.

Pensé en el Capitán Beto, quizás por el anillo o tal vez por su nostalgia. Creo que si hubiese seguido pensando, habría llegado a alguna conclusión reveladora, pero me distrajo la emoción. Maldita emoción incontrolable. Es una sensación rara, como esa noche. Sentís un nudo en el pecho pero que no comprime como el de la angustia. No. Es su opuesto. Es como un nudo que se desanuda. Entonces mirás a tu alrededor y te das cuenta que somos más de cinco mil personas desanudando el mismo nudo.

Algunos lo logran, te das cuenta en sus ojos. Andá a saber qué nudo desanudan. No lo sé, pero sospecho que les apretaba fuerte. Si te tomaras el trabajo de contarlos, te darías cuenta que son 35.

Eclipse de Sol en Argentina

MÁS INFO

¿Cómo llegar?

Mascasín es un pequeño paraje al costado de la ruta 141 que une la ciudad riojana de Chepes con la capital de San Juan. Desde Chepes son aproximadamente 40 km, desde San Juan

¿Dónde dormir?

En Mascasín no hay hospedaje, para dormir vas a tener que ir a Chepes. Allí también vas a encontrar restaurantes, negocios y estación de servicios para cargar combustible.

¿Qué comer?

Yo no me iría de la zona sin probar un buen cabrito a las brasas o algún queso casero. Y por supuesto, nunca están de más unas empanadas riojanas.

Tip #irandando

Si pasás por la zona no dejes visitar Pampa de las Salinas, a unos pocos kilómetros de Chepes. En época de lluvias se transforma en un auténtico espejo hasta el horizonte.

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