Andá. Haceme caso. Yo sé que no tiene la fama de Tokio, ni la elegancia de Kyoto. Ni siquiera la locura de Osaka. Yo sé que está lejos, pero te juro que no te vas a arrepentir. No digo que no conozcas los grandes hitos de un viaje a Japón. Nada de eso. Pero cuando ya los hayas visitado, cuando ya te hayas sacado el gusto de ir a dónde va todo el mundo. Haceme caso y andá a donde no va casi nadie. Andá a Kyushu.

Japón está formado por muchísimas islas, pero hay tres que son las más grandes e importantes. De norte a sur: Hokkaido, Honshu, Kyushu. Un viaje por Japón, suele ser en la gran mayoría de los casos un viaje por Honshu.

Hokkaido y Kyushu, son siempre el último orejón del tarro.

Hoy te vine a hablar de Kyushu en tono evangelizador, no porque esto sea un artículo de promoción turística, sino porque fue uno de mis lugares favoritos en todo el viaje por Japón.

¿Pero qué tiene Kyushu que tanto me gusta?

Te cuento.

Empecemos por la capital, Fukuoka que fue nuestra puerta de entrada al país nipón. Mundialmente conocida porque Juan Luis Guerra le compuso una bachata, vaya uno a saber por qué motivo, pero lo cierto es que (anotalo!) algo le debe haber dejado en el corazón del puertorriqueño para que le haga semejante homenaje. No le hizo una canción a Osaka, ni Tokio, se la hizo a Fukuoka. Además, como te conté en mi post anterior, fue la primera y última vez que ví una sandía cuadrada. Nunca más la encontré. Eso le suma un punto.

Bueno, Fukuoka tiene (volvé a anotar!) una de las estatuas de Buda más grandes de Japón, y por si te queda alguna duda, tiene otra de madera con un laberinto adentro.Tiene parques enormes, repletos de flores de loto, ciruelos y cerezos que si vas en el Sakura te van a dejar con la boca abierta y babeando de la hermosura. Tiene avenidas gigantes y callejones oscuros y mucha vida nocturna. Y hay que decirlo, Fukuoka es la cima gastronómica de Japón. No lo digo yo, lo vas a escuchar de boca de ellos, el Hakata Ramen es una de las exquisiteces más grandes en la cocina japonesa.

Bendito Ramen

Tiene además cientos de templos, budistas y sintoístas, pero Dazaifu, en las afueras de la capital, es una verdadera joya sin las hordas de turistas que suele haber en otros lugares.

Acá lo tenés:

Puerta del Templo Daizafu

De Fukuoka, partimos a Kumamoto. Ahí te vas a encontrar con uno de los tres castillos más emblemáticos del país, junto con el de Himeji y Matsumoto. No te voy a mentir, no pude entrar porque el terremoto del 2016 lo dejó medio machucado y están en plenas tareas de reconstrucción. Pero aún desde afuera es una postal de película de samurais. Fue la primera vez que caí en la cuenta que había llegado a Japón.

Castillo de Kumamoto, uno de los tres más importantes de Japón.

Ah, y cuando llegues a Aso, te vas a enamorar, te lo apuesto. La naturaleza enamora, siempre. En Yamato vas a estar en pequeños poblados en medio de montañas alfombradas de cipreses gigantes y terrazas de arroz, unidos por una carretera que pasa a través de cientos de túneles. Ahí, entre granjas y plantaciones de arándanos, frutillas, naranjas y nueces, vas a vivir un Japón diferente, sin luces de neón, sin rascacielos, ni tecnología de punta. Vas a vivir en un Japón campesino, con la gente más cálida y simpática del país (cuanto más al sur vayas, más cálido es el clima y la gente) que te va a mirar a los ojos, sonreírte e invitarte con todo lo que puedan.

El puente de Tsūjun, es un viejo acueducto de más de 150 años.

No te van a dejar ir sin probar los Nagashi Somen ¿Qué? Imaginate unos fideos fríos que te llegan a tu plato por un tobogán de bambú. Y lo más divertido, lo vas a tener que cazar en velocidad y con palitos. Ni tampoco, vas a poder escapar de vivir la experiencia de un Onsen. ¿Y eso cómo se come? No, tranquilo. No es para comer pero sí para disfrutar, si te animás. Son baños públicos, que tienen una larga tradición y son parte esencial de la cultura japonesa. En Kyushu, especialmente, son aguas termales, naturales, volcánicas donde vas a bañarte, relajar y salir como nuevo. Eso sí, vas a tener que animarte a quitarte la ropa en público porque hay que entrar completamente desnudo.

Ahí van los fideos!

En Takachiho, vas a ver uno de los paisajes más hermosos de todo Japón. Esas cascadas, ese río, se te va a quedar tatuado en la retina. Vas a entender realmente por qué la religión de los japoneses adora a la naturaleza. Seguramente vas a tener que subir una escalera larguísima hasta la cima de la montaña, entre bosques, flores, piedras y musgos, y cuando llegues y te encuentres con un templo de madera dedicado a una cascada, ahí vas a comprender el verdadero sentido del Shinto.

Takachiho

Pero como te dije, en Aso te va a pasar lo que me pasó a mí: No te vas a querer ir. Tener un volcán activo enfrente impresiona, te lo aseguro. Pero lo que te hace quedar es la hermosura de su gente. La frescura de su estilo de vida, los largos caminos entre los arrozales, sus mercados de productos orgánicos. El silencio. En Japón el silencio no es vacío, es sentido. De alguna manera, el silencio es música, y tan placentero. Ya vas a ver. Vas a sentir el significado completo de la cordialidad, del respeto y la honestidad. Vas a conocer la sencillez en su máxima expresión, y eso, mi querido lector, es algo que vale más que cualquier highlight.

Vista del cráter del Monte Aso, desde la ruta.

Datos útiles para potenciales viajeros

¿Cómo llegar?

Nosotros tomamos un ferry a Fukuoka desde Busán, Corea del Sur. Pero es muy probable que tu puerta de entrada a Japón sea Narita. Bueno, en ese caso estás bastante lejos, pero no temas! El sistema de transportes de Japón es una cosa de locos. Si tenes el JRpass podés llegar en Shinkansen, rápido y cómodo. También, para presupuestos más mochileros, tenés la opción de Night Buses. Hay incluso pases de buses parecidos a JRpass, pero tené en cuenta que todo se centraliza en Fukuoka, luego vas a tener que tomar otros buses. Con el JRpass podés ir para todos lados sin problemas.

Y como siempre te voy a recomendar, si podés, andá a dedo!

Alojamiento:

En Japón es uno de los mayores gastos, aunque estoy seguro que Kyushu va a ser el destino más barato para alojarte. De todos modos, vas a pagar entre 15 a 25 dólares por una noche de hostel. Si querés ver nuestros hostels recomendados visitá nuestra guía de hostales.

¿Qué comer?

¡Ummm! Como te dije, Kyushu es el hito gastronómico de Japón. Probá todo lo que encuentres, pero sin duda no te podes ir sin probar un buen Hakata Ramen en un Yatai de Fukuoka. Los Yatai son unos carritos callejeros en donde la gente se sienta en la barra a cenar y charlar con desconocidos.

Top 3

  1. El templo de Daizafu.
  2. Las cascadas de Takachiho.
  3. Visita al cráter del monte Aso.

Algo más…

Tené en cuenta las estaciones… En verano te va a hacer mucho calor y el invierno es helado. Andá preparado si vas en esas épocas del año. Otoño, con sus colores del Momiji y primavera, con sus jardines floridos son las mejores épocas para visitarlo.

 

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