Es de noche en Buenos Aires. Fría, vacía y nublada aparece la Avenida Belgrano en el barrio de Once. En una esquina se escucha el fraseo caprichoso de un bandoneón. Estamos invitados, junto a otros bloggers de viajes, a Complejo Tango un espectáculo musical con ritmo de dos por cuatro. Una puerta escoltada con señores de traje nos recibe. Al subir la escalera, nos encontramos con un cartel que nos da la bienvenida en todos los idiomas posibles (claro, esta tanguería recibe todos los días a clientes de todo el mundo). El letrero está realizado íntegramente en “fileteado porteño”, un arte autóctono de Buenos Aires y único en el mundo, que lo llevó a postularse como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Alguna vez escuché decir que el fileteado es un Tango pintado. Sobre los pasillos del local, como un mini museo, se exhiben obras y antigüedades de aquella época de esplendor de la “música ciudadana”.
La recepcionista nos pregunta si nos gustaría presenciar una clase de tango. ¡Por supuesto! Abre una puerta y aparece un gran salón espejado, con una decena de turistas alrededor de un profesor, escuchándolo muy atentamente. Paso en silencio y me ubico al fondo para no molestar. El maestro, además de ser eximio bailarín, tiene una envidiable habilidad para hablar en inglés y español casi simultáneamente. Está explicando la pose final, mientras todos los alumnos lo copian. La cosa es más o menos así: el hombre deja caer levemente el brazo con el que toma la mano de su pareja hasta la altura de los hombros, llegado a este punto señala con breve pero firme impulso hacia arriba. Estira su pierna derecha, mientras ella enrosca la suya en la cintura de su compañero. Él recuesta a la señorita sobre su rodilla, miran a una foto imaginaria y mientras el profesor grita “Tango Face!”, él improvisa un gesto de malevo de los años treinta y ella de femme fatal. Todos aplauden y ríen. “Último baile!” Se escucha desde el fondo. Cuenta «uno, dos, tres» y todos a bailar.
Al terminar la clase, nos invitan a pasar al salón principal donde nos espera el show y la cena. El lugar mantiene un ambiente pequeño y acogedor, lo cual parecería que se presta para una función más intimista. Luz tenue, mesas y el escenario en la parte baja, y una muy original escenografía de balcones y ventanas que evocan a la arquitectura de los viejos conventillos del arrabal porteño. Todo tiene que ver con todo, y en este caso, todo tiene que ver con el Tango. Hasta los nombres de los platos tienen nombres de canciones, como Cambalache, Malena u Ojos Negros, este último un exquisito postre de brownie con helado.
Bajan las luces y empieza el espectáculo. La banda aparece en uno de los balcones. Piano, violín y bandoneón. Tres caballeros en el escenario, le cantan una serenata a tres doncellas que escuchan desde la ventana. De repente bajan y empieza el baile. Finaliza el primer tema y todos los bailarines sacan a bailar a alguien del público. Y yo que estaba entretenido con mi “Café de los Angelitos” (Sorrentinos caseros con salsa de hongos, la especialidad de la casa) soy uno de los agraciados. Por supuesto esto incluye subir al escenario y tratar coordinar algún paso.
Fiel a mi estilo, la acompaño a la bailarina de manera excelsa pero aparentemente algunos de mis movimientos evidencian algún tipo de curiosidad en ella y en medio de un giro me pregunta: “¿pero no viniste a la clase de tango?”. No termina de completar la frase cuando su compañero me “manda en cana” desde el otro lado: “No! Estaba sacando fotos!”. Durante el correr la noche, desarrollando todo mi catálogo de habilidades de seducción, logro que las tres bailarinas me hagan el “cabezazo”, como decían los de antes, y me saquen a bailar. Por supuesto, un caballero nunca puede negarse a la mano de una dama. Mucho menos de tres.
De Gardel a Julio Sosa, de Troilo a Piazzolla, la obra hace un recorrido sobre los diferentes estilos que dan un buen panorama sobre la evolución del Tango a través de las décadas, desde sus inicios hasta la actualidad. Tanto los bailarines como los músicos demuestran una habilidad admirable sobre el escenario, pero como les contaba antes, creo que el aspecto más interesante del show es que bajan de él, y la obra sucede entre las mesas en interacción con los comensales. Así, dejamos de ser espectadores para convertirnos en partícipes de una noche a puro tango.
DATOS ÚTILES PARA POTENCIALES VIAJEROS
¡Muchas gracias a Complejo Tango por la invitación!
Si querés conocerlo o ver el show (muy recomendable!) queda en
Más info: www.complejotango.com.ar